na vez los jóvenes pasan ha los grados superiores o al High School y luego a la universidad, las perspectivas cambian. Ya no solo son la tareas y las pequeñas lecciones las únicas responsabilidades del alumno ahora entran en juego otros aspectos donde la disciplina, la concentración y la constancia son algunas de los hábitos que deber procurarse adquirir los jóvenes.
Nervios, preocupación, angustia, inseguridad, ansiedad, miedo a olvidar lo aprendido o a equivocarse. Todos hemos sentido algo parecido ante la perspectiva de un examen, cuyo aprobación constituye la culminación de muchas horas de trabajo y estudio.
Para evitar que la presión enturbie los resultados, evitar las sensaciones de inquietud e incertidumbre, y acudir a examinarte con las mayores garantías de éxito y “la lección bien aprendida”, conviene aplicar algunas técnicas muy sencillas y eficaces para memorizar. Es más sencillo de lo que parece,... si se sabe cómo.
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• Estimula tu memoria a largo plazo. Cuando recibimos una información ésta se almacena automáticamente en nuestra memoria a corto plazo donde se mantiene unos segundos, pero después se pierde. Pero si se presta atención a esta información y se analiza, comprende y relaciona con otras ideas, puede pasar a la memoria a largo plazo, que es casi ilimitada en capacidad como en duración.
• Evita distraer tu atención. Para reducir las posibles interferencias, hay que estudiar en un lugar tranquilo, sin ruido, que facilite la concentración. El lugar ideal es la propia habitación, con la puerta cerrada y en silencio, sin música.
• Cultiva tu motivación. Es más fácil memorizar aquello que nos interesa. Por ello, debes esforzarte y tratar de ilusionarte con tus asignaturas, buscarle su lado positivo. Si desde el principio decides que no soportas las matemáticas o la clase de idiomas, te va a resultar mucho más difícil su aprendizaje.
• Entiende el significado. Antes de comenzar a memorizar es fundamental comprender la información, entenderla. Tratar de memorizar algo que no se entiende exige un esfuerzo enorme y a lo sumo se consigue su memorización imperfecta, con muchos errores, y además suele perderse con rapidez.
• Elabora la información. Cuanto más trabajes la lección que quieres aprender más fácil la memorizarás. Estudiar de memoria o “al pie de la letra” sólo es útil en casos muy concretos, como las definiciones, fórmulas, o leyes, pero excepto estas situaciones, debes ser capaz de desarrollar con tus palabras el texto aprendido, para lo cual debes entenderlo.
• Organiza lo que aprendes. La información bien organizada es más fácil de memorizar y de recordar con exactitud. Es más fácil memorizar los meses y el año en orden cronológico que salteados. Para estudiar el esqueleto es preferible seguir un orden: empezar por los huesos de la cabeza e ir descendiendo. Si estudias los ríos de un país es más fácil seguir un recorrido: empezar por los ríos que desembocan por el norte, y terminar con los que lo hacen por el sur del territorio. En Historia también debes estudiar siguiendo un orden cronológico, asociando los sucesos y etapas con distintos personajes y con otros hechos históricos del momento.
• Repite para retener. Expresa varias veces y con tus propias palabras – pero nunca de forma mecánica como “loro”- los datos que estás memorizando. La repetición y el esfuerzo que efectúas al intentar recordar la información, sus distintas partes, las ideas principales y los detalles, es precisamente lo que ayuda a la almacenarla en tu mente. Es un ejercicio intenso, mucho más que leer un texto y tratar de repetirlo sin comprenderlo, pero mucho más beneficioso para aprender y retener una lección.
• Efectúa repasos periódicos. Para retener los conocimientos aprendidos es fundamental refrescarlos periódicamente, ya que aunque se haya estudiado adecuadamente una lección se terminará olvidando si no se la repasa periódicamente. Para ello conviene utilizar un calendario donde se van anotando los distintos repasos que se dan a las lecciones para llegar a los exámenes con los conocimientos frescos y presentes.
• Aprovecha tu memoria visual. Según los expertos se puede mejorar considerablemente la retentiva utilizando simultáneamente las memorias verbal y visual, ya que la imagen tiende a recordarse mejor que la palabra.
Para registrar por partida doble la información que memorizas, resalta con un color las ideas principales del texto, e intenta crear una película mental cuyo argumento sea aquello que estudias.
Si preparas un tema de Historia, intenta trasladarte mentalmente a esa época, imaginando con el máximo detalle el escenario en el que se desarrollan los acontecimientos. Si estudias el cuerpo humano puede visualizar mentalmente lo músculos, huesos, órganos, y otras estructuras, a medida que les su denominación.
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