domingo, 3 de octubre de 2010

Resultados de tecnicas de estudio

Los resultados que obtiene un opositor (como cualquier estudiante) están en función de sus capacidades y de su interés, por supuesto, pero también de las técnicas de estudio que utiliza. O sea:

RENDIMIENTO = CAPACIDADES + INTERÉS + TÉCNICAS
Si en la escuela no se implantan las técnicas de estudio dentro del proyecto curricular, el opositor debiera tomar, entonces, la iniciativa de realizar un curso que le sea de utilidad, en algún centro especializado en este tipo de enseñanza.

Repetidamente, en todos los niveles y ámbitos intelectuales, los cursos de Técnicas de Estudio vienen cosechando buenos resultados.

Ciertamente, todo estudiante ha ido desarrollando, en mayor o menor medida, una serie de hábitos para desempeñar mejor su trabajo intelectual. Sin embargo, como ocurre en cualquier oficio o profesión, unos hábitos son más eficaces que otros, e incluso algunos son perjudiciales. Por eso, insistimos en la necesidad de adquirir (o, en su caso, potenciar) unas técnicas de estudio que le permitan lograr la máxima eficiencia en la preparación de su oposición.

El estudio es una actividad compleja que exige unas técnicas específicas y que precisa una organización adecuada. De lo que se trata es de saber estudiar. Saber estudiar supone, en primer lugar, organizar el trabajo en función de sus propias capacidades y de las condiciones en que se encuentra; en segundo lugar, conocer las reglas de la asimilación intelectual, es decir, del aprendizaje verbal, así como de los factores que en él influyen; por último, utilizar técnicas facilitadoras del trabajo intelectual.

Así pues, el estudio eficaz supone conocer, pero sobre todo, practicar una serie de técnicas que potencian el rendimiento intelectual. Desde aquí, animamos a realizar una evaluación de sus propios hábitos de estudio. Y, sobre todo, le alentamos a mejorarlos. Las técnicas de estudio no son un alambicado y exótico conjunto de normas, más o menos útiles, sino una necesidad real para obtener el máximo rendimiento al trabajo intelectual.

Lo más difícil no es reconocer la importancia y la necesidad de las técnicas de estudio, sino su puesta en práctica día a día. Y, sin embargo, se trata de eso, precisamente: no de saber lo que hay que hacer, sino de hacerlo. Ello, quizá, supone un cambio en sus hábitos de estudio. Decididamente, le animamos a mejorarlos.

Queremos subrayar con trazos muy gruesos que debe huir de la desorganización y del desprecio del método. Como en cualquier actividad, la organización y el método producen más y mejores resultados que el mero espontaneísmo, el capricho, la improvisación y la anarquía. Debe considerar que la preparación en una oposición es un trabajo y ello le exige un comienzo y un final cada día. Un horario constante y disciplinado.

Para aprobar la oposición tiene que proveerse de un elevado nivel motivacional y de una actitud positiva. Ambos influyen notablemente en el aprendizaje y, por tanto, en el rendimiento intelectual. La motivación influye, sobre todo, en el nivel de atención y de concentración, necesario en el trabajo intelectual para conseguir resultados positivos. En este sentido, nuestro consejo es que busque el apoyo de sus preparadores y también de sus compañeros. Recíprocamente, el Centro a quien confíe su preparación debe ofrecerle una formación personalizada, para evitar un descenso en su motivación.

La complejidad de la actividad de estudio exige actuar con método e inteligentemente (la inteligencia consiste, precisamente, en escoger, entre varias posibilidades, la más eficaz).

Por tanto, el estudio eficaz consiste en un estudio metódico, fruto de la aplicación de unas reglas y unos conocimientos sobre el aprendizaje humano.

Sólo este estudio con método le puede permitir alcanzar las dos grandes aspiraciones de cualquier opositor: aprobar, y hacerlo con el menor esfuerzo posible. Y no hay duda de que los que aprueban una oposición no siempre son los que más han estudiado, sino los que mejor lo han hecho. Se trata de estudiar mejor, no de estudiar más; es una cuestión de calidad, no de cantidad.

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